martes, 24 de septiembre de 2013

LA FORMA EN QUE COMES ES TAN IMPORTANTE COMO EL PROPIO ALIMENTO


En la última década se ha desatado una masificación de la conciencia alimenticia. La popularización de los alimentos orgánicos, las múltiples denuncias ante las prácticas industriales de producción, y diversas modalidades de dietas, entre otros indicadores. Sin embargo, cuando nos proponemos comer mejor, pocas veces enfatizamos en la forma en la que nos alimentamos –más allá del tipo o calidad de los propios alimentos.
Dentro de distintas tradiciones, sobretodo orientales, se da enorme importancia no solo a llevar una dieta saludable, sino a la manera en la ingerimos la comida. Por ejemplo, la cocina ayurveda te recomienda masticar lentamente cada alimento, lo cual permitirá una mejor digestión. En el caso del Zen, aplicando la misma perspectiva que emplea para cualquier actividad, te sugieren vivir plenamente el instante, idealmente en silencio, y haciendo conciencia en cada movimiento.
A continuación una serie de recomendaciones que permiten transformar una comida, cena, o desayuno, en una verdadera sesión meditativa. Lo anterior conlleva múltiples beneficios, por ejemplo evitar desórdenes alimenticios o problemas gastrointestinales, aprovechar mejor los nutrientes activos de cada alimento, gozar de una digestión ágil, y combatir el sobrepeso, la diabetes, y otros males.

lunes, 16 de septiembre de 2013

¿Podemos Sanarnos Soñando?

¿Estás deprimido? ¿Sientes que tus patrones de pensamiento están afectando tu salud general? Tal vez lo que necesitas es mantener un cuaderno cerca de tu cama y registrar tus sueños. Abrir un canal de comunicación con tu inconsciente. Recupera la fascinación por la vida vía el espacio onírico. Hey, hasta puede ser oniridiscente, después de detenerte a observar lo que produce tu psique, sus embrollos y quizás un par de pesadillas: paisajes luminosos aguardan más allá del arcoiris…  ¡y sin pastillas! Si es que eres capaz de enfrentar los psicomonstruos que tejes en la oscuridad —y que inconsciente, y a veces imperceptiblemente, te persiguen en la vigilia.