Nuestro cuerpo contiene nuestra historia, todos los capítulos, párrafos,
estrofas y versos, línea a línea, de todos los acontecimientos y
relaciones de nuestra vida. A medida que avanza la vida, nuestra salud
biológica se va convirtiendo en un relato biográfico vivo que expresa
nuestras fuerzas, debilidades, esperanzas y temores.
Todos los pensamientos que ha tenido una persona han viajado por su
organismo biológico y activado una reacción fisiológica. Algunos
pensamientos son como descargas intensas que causan una reacción en todo
el cuerpo. Un miedo, por ejemplo, activa todos los sistemas corporales;
el estómago se tensa, el ritmo cardíaco se acelera y tal vez el cuerpo
comienza a sudar. Un pensamiento amoroso puede relajar todo el cuerpo.
Algunos pensamientos son más sutiles, y otros son incluso inconscientes.
Muchos no tienen ningún sentido y pasan por el cuerpo como el aire a
través de un visillo; no precisan atención consciente y su influencia en
la salud es mínima. Sin embargo, cada pensamiento consciente, y muchos
inconscientes, sí generan una reacción fisiológica.
Todos los pensamientos, al margen de su contenido, entran primero en
los sistemas corporales en forma de energía. Aquellos que llevan energía
emocional, mental, psíquica o espiritual producen reacciones biológicas
que luego se almacenan en la memoria celular. Así, nuestra biografía se
teje en nuestro sistema biológico, poco a poco, lentamente, día a día.
El agotamiento permanente y progresivo, que embota la claridad mental
y emocional, es un síntoma energético que indica que algo va mal en el
cuerpo. La mayoría de las personas no lo consideran un síntoma porque no
duele. Pero si el agotamiento continúa, aun cuando la persona duerma
más horas, el cuerpo trata de comunicarle que está “enfermo
energéticamente”. Responder a ese mensaje en la fase de energía a menudo
puede prevenir el desarrollo de una enfermedad.
Aceptar la idea de que todas las partes de nuestra vida, desde el
historial físico y las relaciones hasta cada actitud, opinión y creencia
que llevamos dentro, afectan a nuestra composición biológica es sólo
una parte del proceso de curación. También hay que hacer que esa
aceptación del plano mental pase al físico, introducirla en el cuerpo,
sentir visceral y celularmente la verdad y creerla en su totalidad.
Es muy fácil aprender algo nuevo y limitarse a aplicar ese
conocimiento despreocupadamente. La idea de que la biografía se
convierte en biología supone que hasta cierto punto nosotros
participamos en la creación de la enfermedad. Pero, y éste es un punto
importantísimo, no debemos abusar de esta verdad culpándonos o culpando a
los pacientes por contraer una enfermedad. La enfermedad se desarrolla a
consecuencia de comportamientos o actitudes que sólo entendemos que son
biológicamente tóxicos cuando ya se han convertido en tóxicos.
Solamente cuando la enfermedad nos obliga a revisar nuestras actitudes
nos acercamos a la comprensión de que nuestras actitudes cotidianas de
temor o amargura son, de hecho, sustancias biológicamente tóxicas.
Fuente: http://aixiespilar.wordpress.com/2013/12/06/la-biografia-se-convierte-en-biologia-caroline-myss/
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