jueves, 13 de diciembre de 2012

Formas de Pensamiento. La Manera de Pensar Influye en Nuestra Salud


 Una Forma de Pensamiento (FP) es una fuerza que entra en acción en cuanto

ha sido creada. A partir de ese momento,

todos los planos, tanto el físico

como los sutiles pueden verse afectados

por ella, y reaccionar en función de la información

contenida en ese pensamiento, -más o

menos impreciso-, que hemos generado.

En 1791. “Kant escribía: La razón no percibe

más que lo que ella misma produce, lo que se encuentra

en su propio plano”. En la época actual, algunos

científicos como Jacob Bohm y Carl Príbam,

tienen la certeza de que el cerebro puede crear

materia, y de que la atención que prestamos a los

elementos de la vida es suficiente para traerlos a la

existencia.


En un artículo de la revista MOTUS, leí lo siguiente:

“Bohm sugiere que las nociones de tiempo y espacio

han sido inventadas por el cerebro”.

Éste interpreta unas frecuencias que pertenecen a

un orden de existencia que está mucho más allá

del tiempo y del espacio y, a través de esa interpretación,

construye matemáticamente una realidad

objetiva.

Pribam, por su parte, dice que: “el mundo

objetivo no existe, al menos no como creemos...

La realidad espacio-temporal no es más que el

resultado de la lectura de unas frecuencias y del

tratamiento que de ellas hace la compleja calculadora

que es el cerebro”.

Los diversos acontecimientos de nuestra

vida no tienen demasiada importancia, sin embargo,

la forma en que los vivimos puede hacer

de nuestra existencia una realidad luminosa. Por el

Espíritu del Sol.


¿Cómo actúa una Forma-Pensamiento

en la enfermedad?
Todos los acontecimientos que vivimos,

desde la concepción hasta la muerte, son detectados

por nuestros cinco sentidos, que remiten la información

recabada hacia el cerebro límbico (CL),

verdadero punto neurálgico o central de mando

del cerebro.

Si la información es nueva, desconocida,

será dirigida hacia el neocórtex para ser analizada

por los dos hemisferios, izquierdo y derecho. Allí

será comparada con otros acontecimientos conocidos

para determinar si se trata de un elemento

favorable o desfavorable, agradable o desagradable.

El resultado del análisis se transmite a la

memoria emocional, situada en el cerebro límbico,

que pondrá en marcha una acción de supervivencia

–mediante la huida u otro tipo de respuesta –

en el caso de que la información sea desfavorable.

La acción que desencadena el cerebro límbico está

coordinada por el hipotálamo. El hipotálamo es la

vía principal por la que el sistema límbico actúa en

el cuerpo. Está formado por dos partes:

-Una de ellas, la que más reacciona ante

los estímulos emocionales, interviene en el control

del sistema inmunitario-. La otra, regula la actividad

de la hipófisis, la cual a su vez, regula todo el

sistema endocrino.

Tras cada una de las experiencias emocionales

que hemos vivido desde nuestra concepción,

hemos memorizado una conclusión que queda

grabada en el CL y que, -a veces-, nos hace reaccionar

de forma inadecuada y deriva en que nos

comportemos de un modo inadaptado a la situación

que vivimos en ese momento.

A menudo, pongo el ejemplo del bebé que,

durante la primera noche de su vida, lo separan

de su mamá para que ésta descanse o para vigilar

cualquier otro problema de salud que requiere

una atención especial. Para el bebé se trata de una

separación traumática, que influenciará el resto de

su vida, tanto de niño como de adulto. La conclusión

a la que llega el cerebro podría ser ésta:

“Separación = sufrimiento”.

Cuando a los tres meses los padres lleven

al niño a la guardería porque la madre ha de reincorporarse

al trabajo, despertará la memoria

emocional dolorosa almacenada en el CL, y desencadenará,

a nivel del hipotálamo, la supresión

inmunitaria, que hará descender, más aún, la poca

inmunidad fisiológica que se tiene a esa edad. El

bebé empezará a tener rinofaringitis, otitis y/o

bronquitis cada vez que lo lleven de nuevo a la

guardería.

Llorará cada vez que alguien trate de apartarlo de

los brazos de su padre o de su madre. La escuela

será para él una experiencia dolorosa. Y, al llegar

a la edad adulta, es posible que tenga una gran

dependencia afectiva.

“El Pensamiento es capaz de modificar la

cualidad de las moléculas”

Así pues, cuando tenemos reacciones inadecuadas

a las situaciones que vivimos es porque,

inconscientemente, reactivamos emociones incomprendidas

que tenemos almacenadas en

nuestra memoria emocional. Cada vez que las reactivamos,

alimentamos las FP no sanadas que arrastramos

por dondequiera que vamos.

¿Qué es lo que impide que aparezca

la enfermedad?
Está demostrado que, en un momento u

otro de la vida, todos producimos células cancerosas.

Sin embargo, la mayoría de la gente no tiene

cáncer porque, afortunadamente, el sistema inmunitario

se encarga de destruir todas las células

anormales o extrañas. Algunas veces, en cambio,

la inmunidad se reduce o está debilitada, y entonces

aparece la enfermedad.

¿Qué es lo que actúa sobre nuestra inmunidad

disminuyéndola o fortaleciéndola?

Pues las FP y las emociones que éstas desencadenan.

Para que originen enfermedades

graves, como el cáncer, las FP deben:

•Estar bien estructuradas, es decir, ser sólidas,

con una firme creencia en su realidad. Una

creencia fuerte podría ser, por ejemplo, ésta: “No

merezco que nadie se ocupe de mí”. O bien: “Estoy

abocado al fracaso en todo lo que hago”.

•Ser repetitivas. Por ejemplo, en cada separación,

la conclusión del CL, recuerda que “Separación

= sufrimiento”.

•Ir acompañada de una profunda desesperación,

de una fuerte sensación de desánimo.

Como hemos visto anteriormente, el cerebro

límbico pone en marcha una respuesta de supervivencia,

que puede ser la huida o una reacción

de otro tipo.

Sin embargo, si vivimos una situación estresante,

penosa y repetitiva y no cambiamos nuestro

modo de actuar por guardar las apariencias – por

ejemplo, realizando un trabajo que no nos gusta -,

nos sentimos incapaces de resolver el problema y,

en definitiva, bajamos los brazos, nos rendimos. La

consecuencia de ese modo de actuar, en contradicción

con lo que pensamos y sentimos, será un

descenso de la resistencia inmunitaria y la creación

de un terreno favorable a la aparición de anomalías

celulares portadoras de cáncer.

Ésa es la razón por la que los disminuidos

psíquicos y los enfermos mentales jamás padecen

cáncer, porque no tienen FP bien estructuradas y

resuelve su sufrimiento escapando de él mediante

otro modo de pensar.

Afortunadamente, es un sistema reversible

que puede conducir a la sanación completa.

Si uno está convencido de que el proceso

de la enfermedad puede:

-involucionar en todo momento, y de que

nosotros tenemos ese poder.

-Si se ayuda al paciente a creer firmemente

en el poder de sus pensamientos positivos, que

sustituirán a las FP nocivas.

-Si se consigue que aumente sus defensas

naturales al cambiar la percepción que tiene de sí

mismo y de sus problemas, lo que hará transmutar

la enfermedad en salud.

Esos sentimientos – que, al augurar proyectos

para el porvenir, son fuente de esperanza –

quedan registrados en el sistema límbico y enviados

después al hipotálamo, el cual da orden a la

inmunidad para que se movilice contra las células

anormales, las glándulas, por su parte, restablecerán

el equilibrio hormonal, y todo ello detendrá

la producción de células anormales.

Estas últimas, ya presentes, serán destruidas

naturalmente, bien por las defensa del cuerpo,

bien mediante algún tratamiento.

-Aprender a consagrar tiempo para sí mismo,

hacer las cosas que a uno le gustan y dejar de

hacer lo que no le gusta.

-Aceptar a los demás como son, sin juzgar

ni criticar.

-Expresar los propios sentimientos, los sufrimientos

y las emociones.

-Personalizar.

-Hacer ejercicio físico, sin forzarse, e ir aumentándolo

progresivamente.

-Tomar las riendas de la propia vida y dejar

de pensar que somos víctimas de los demás, en

general, o de alguien en particular. He aquí un amplio

programa que puede ocupar toda una vida.

El cerebro es un transmisor capaz de llevar

a un plano puramente físico, los pensamientos

que le enviamos. Si los pensamientos y las FP van

en contra de la Vida, se plasmarán en el cuerpo en

forma de enfermedad y nos llevarán a la muerte.

En cambio, si están alimentados de Vida, pueden

llevarnos a la juventud y a la vida sin límites.

Comprobar que los físicos e investigadores

de física cuántica han llegado a la misma conclusión

que lo que a mí se me ha mostrado de

otra manera, más mística, me confirma lo que ya

suponía, y es que estamos a un paso de comprender

la mística de un modo concreto, a un paso de

que Ciencia y Conciencia se conviertan en dos dedos

de una misma mano, la de Dios.

Fuente: Revista CONECT edición N 4
http://www.renemey.org/



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